5/18/2007

Los Piratas de la Sierra

Todos los días escuchamos mensajes alertándonos contra la piratería. Somos víctimas de estos mensajes cada vez que rentamos o compramos una película en donde nos dice que las películas piratas se ven mal, pero tu como padre te vez mucho peor. Y qué decir del niño que saca el diez pirata…

Es cierto, todos queremos acabar con los piratas pero a veces nos da miedo voltear a ver a nuestro compañero, no sea que él también haya hecho una copia pirata.

1. ¿Quienes son los piratas?

Para empezar quisiera hacerles varias preguntas:

  1. ¿Quienes son los verdaderos piratas?
  2. ¿Serán aquellos que bajan música por Internet?
  3. ¿Será mi hermano que me sacó una copia del DVD de Babel que acaba de comprar?
  4. ¿Será mi vecino que renta películas en el videoclub y luego las graba y ya tiene una biblioteca de más de cien?

Las compañías de televisión y software nos han hecho pensar que todos somos en cierto sentido piratas y que no merecemos recibir más que aquello que nos dieron por nuestro dinero y sin posibilidad alguna de pedir más a menos que venga entre los “extras” que amablemente nos regalaron al comprar el disco.

2. El software libre

En 1985 Richard Stallman inició la FSF o Fundación para los programas libres. De acuerdo a Richard, el se refiere a programas “libres” como en “libertad” y hace referencia a la capacidad que tiene cada programador para compartir recetas.

Cuando llegamos a una amena reunión como esta, siempre hay algo que comer que además de la plática nos alegra el estomago. Así, si encontramos que alguien trajo un pastel y el pastel es fantástico, lo que normalmente hacemos es, simplemente preguntar: ¿Me pasas la receta? y así las cosas buenas se van multiplicando.

Sucede exactamente lo mismo con los programadores y los programas. Cuando hay algún buen programa y alguien lo prueba, lo más normal es que “pidan la receta”.

Claro que hay algunas compañías que lucran con la ignorancia y nos quieren hacer creer que debemos de comprar la nueva computadora para que funcione nuestros nuevos programas que básicamente remplazan a las vieja máquina de escribir y a las hojas tabuladoras. Esas compañías no están dispuestas a darle su receta a nadie, ¡porque la receta se ha convertido para ellos en millones de dólares!

¿Debemos entonces copiar despiadadamente los programas de oficina y sistemas operativos que apenas se pueden pagar con un año de sueldo de un empleado de maquiladora? La respuesta es un rotundo no.

Si pertenecemos al selecto grupo que puede pagar por un programa profesional podemos hacerlo, pero si no podemos o no queremos pagarle a alguien que ni con dinero nos va a dar la receta de un pastel, podemos acudir a los programas libres.

Como sistema operativo podemos utilizar Linux, una distribución excelente es Ubuntu y así no tendremos que volvernos locos porque hay que apagar y prender nuestras computadoras.

En lugar de quedarse sin comer varios días para comprar la nueva versión de los programas de oficina podemos bajarnos e instalar el Open Office, con menús en español y diccionarios en lenguajes que Microsoft ni siquiera ha soñado (Hay un corrector ortográfico en Esperanto para aquellos que les gustan las curiosidades lingüísticas).

Los virus nos tienen locos, hay antivirus libre. El correo basura nos invade todas las mañanas, también hay filtros libres que nos ayudan a eliminar “lo que nuestra mente no necesita” sin tener que pagarle a nadie.

Si utilizamos programas piratas, lo único que hacemos es afianzar el hábito de usar programas que deberíamos pagar, y el día que el fabricante decida que ya no podemos utilizarlos, como dice el dicho nos vamos a quedar chiflando en la loma. Utilicemos programas de libre acceso.

3. La música y los videos

En el pasado, cuando nos gustaba una canción, teníamos la libertad de copiarla en cassettes cuantas veces quisiéramos, y de repartirla sin miramientos a todos nuestros amigos. La pregunta entonces es: ¿Qué ha cambiado? Lo que ha cambiado es que ahora la tecnología es mucho más avanzada que en aquel entonces y que:
  1. Ahora las copias son iguales al original y sin demeritar la calidad de sonido en lo más mínimo.
  2. Las computadoras son tan populares que cualquiera puede hacer una buena copia sin tener que pasar por un doctorado en la física del sonido.
  3. Ahora nuestros amigos están en todo el mundo y podemos compartirla no solo con nuestros vecinos de la calle, si no con todos los vecinos del planeta a través de lo que llamamos P2P.

Claro que hay compañías discográficas que se sienten heridas por nuestras nuevas capacidades descubiertas y tratan de limitarlas. No falta el día en que vemos en los periódicos que la música en el formato MP3 es “pirata”.

Hay que ser bastante claro en este punto. Yo no defiendo al que indiscriminadamente hace copias del disco o la película de moda y obtiene una ganancia de la venta de la obra intelectual de otro, yo defiendo al que, habiendo pagado por ella, se siente libre de compartirla sin ningún ánimo de lucro.

A todos aquellos que comparten música, libros y videos sin ánimo alguno de lucro no tiene por qué ponérselas ningún mote denigrante.

4. Y entonces, ¿Sí queremos a los piratas?

Hay que atacar a la piratería, castigar a aquellos que venden productos sin haber pagado derechos de autor. Castigar también a aquellos que utilizan gratuitamente programas que deberían haber pagado. Pero por otro lado tenemos que deshacernos de los “falsos conceptos de piratería”, esos que nos hacen delincuentes a todos. Estos conceptos son inducidos y no son justos en ningún sentido.

Promovamos el aprendizaje de los programas libres, si podemos donar a quién los diseña estamos en toda la libertad de hacerlo. Si queremos disfrutar de una canción que nadie tiene, compremos el disco sabiendo que eso nos dará derecho a compartirlo.

Ahora sí, habiendo descargado mi conciencia les puedo decir: ¡Yo no soy pirata!

1 comentario:

Adam Roiter dijo...

Digamos que no eres Pirata, pero Bucanero si!!

Aquí nomas quisiera añadirle algo tus comentarios sobre la piratería. Los estudios de Cine y las Disqueras tienen mucho de culpa de este fenómeno también, por sus estrategias de precios. Si estas empresas no tuvieran ese insaciable apetito por el varo, los precios de venta de sus productos podrían estar mas al alcance del bolsillo de las personas y creo que el público estaría mas dispuesto a pagar por adquirir un original. Vamos, que la película de Disney de Blanca Nieves cueste mas del doble que la de Titanic… caray es un reflejo de esa voracidad por sacarnos dinero a como de lugar. Vamos si los estudios al momento del estreno recuperaron su dinero, lo demás es su apetito insaciable por dinero. Yo propongo algo radical… que las películas en DVD no deberían de pasar de $100 o $150 pesos, si el precio esta por encima de eso, boicoteemos esa estrategia, hay que enseñarle a las corporaciones que no estamos de acuerdo con ellos, como?? Compre Pirata!